El negocio de las licencias de radio



 
Obtener una licencia de radio no es tarea sencilla, pero hay quienes parecen tener el privilegio de acceder a cuantas autorizaciones deseen. ¿Tendrá algo que ver con sus conexiones dentro del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, la entidad encargada de otorgar estas concesiones? En un país donde muchas cosas funcionan a través de influencias o "vara", esta posibilidad no resulta sorprendente. 

¿Por qué una persona querría obtener tantas licencias de radio? Sin duda, el objetivo principal es hacer negocios. La mayoría de los licenciatarios —especialmente aquellos que poseen una cadena de emisoras— alquilan las frecuencias al mejor postor, siendo en muchos casos las iglesias evangélicas los primeros clientes. Otra opción en este tipo de arreglos son las municipalidades, que a menudo acceden a estas prácticas para evadir el chantaje de otras radios locales, que ven a estas entidades estatales como su mina de oro. 

Al final, al no poder gestionar licencias propias —qué curioso que a los propios entes del Estado se le dificulte esta gestión—, las municipalidades terminan convertidos en candidatos para comprar las licencias de los mercantilistas. Un caso de estos se está viendo en Arequipa, donde una municipalidad provincial pretende hacerse de unos 145  mil dólares —“quizás solicitemos el apoyo de las mineras”, dice el alcalde—para adquirir una radio en AM, “que es necesario para dar a conocer nuestros comunicados y los comunicados del Estado”, justifica el burgomaestre. 

Por otro lado, es frecuente ver anuncios de venta de licencias de radio en las redes sociales. En Instagram, por ejemplo, se ofrecía en Puno una licencia de Onda Corta por tres mil dólares. El vendedor explicaba que el Ministerio de Transportes le había otorgado esa frecuencia a pesar de que él había solicitado licencia en AM.


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